¿Vale la pena seguir en una amistad que ya no me suma?
- Vasco Saavedra
- hace 3 días
- 2 Min. de lectura
Actualizado: hace 2 días

Todos hemos tenido a ese amigo o amiga que, durante mucho tiempo, fue como nuestra otra mitad: inseparables, conectados. Pero debemos tener en cuenta que cada amistad cambia con el tiempo, al igual que nosotros. Primero somos unos mocosos inmaduros y, con suerte, luego intentamos convertirnos en personas responsables.
Seguramente, con esta descripción pensaste en ese amigo del colegio que ahora está en otra etapa y a quien ves solo una vez al año (bueno, ese fue mi caso). Cuando eran pequeños, eran súper unidos, pero poco a poco cada uno fue cambiando de gustos e intereses. Terminaron siendo esos amigos que solo se llaman para el cumpleaños (y a veces ni eso). Y es raro darse cuenta de eso, porque muchas veces uno sigue ahí más por costumbre o por nostalgia que por una verdadera conexión. Tal vez ese sea tu caso.
Cuando la amistad se convierte en una carga
Personalmente, creo que una amistad que ya no suma puede convertirse en una carga. No necesariamente porque la otra persona te haga daño de forma directa, sino porque simplemente ya no están en la misma sintonía. Compartir con alguien con quien ya no conectas, con quien debes medir tus palabras o esforzarte por mantener una dinámica que ya no fluye, termina por desgastarte.
Nadie dice que debas terminar esa amistad de inmediato, pero seguir atado a alguien solo por los recuerdos de la infancia termina agotándote. A veces uno quiere estar en la misma onda que el otro, pero hay que aprender a soltar.
Alejarse también es un acto de amor propio
No me considero una persona que corta vínculos con facilidad. De hecho, me ha costado mucho alejarme de ciertas amistades. Porque duele. Duele aceptar que alguien que fue importante, con quien compartiste tantas cosas, ya no encaja en tu vida ni en tus dinámicas actuales. Pero también aprendí que quedarte ahí solo por no herir a alguien, o por miedo a parecer el malo, es una forma silenciosa de traicionarte a ti mismo.
¿Qué es una amistad sana?
Creo que una amistad sana es aquella que te permite ser tú. Donde no sientes que estás compitiendo, donde no hay envidias disfrazadas de bromas ni silencios que duelen más que cualquier grito. Una amistad sana es esa que no te exige estar bien todo el tiempo para ser aceptado.
Para mí, la confianza, el respeto y la capacidad de escuchar sin juicio son fundamentales. Si eso se pierde, ¿qué queda?
Soltar también es crecer
También aprendí que no todo final es una guerra. A veces, simplemente es crecimiento. Las personas cambian, y no siempre en la misma dirección. Y eso está bien. Se vale soltar, se vale cambiar de círculos, se vale priorizar tu bienestar emocional. Porque, al final, una amistad no debería doler. Debería acompañar, sumar y sostener.
Parece que esta vez no estamos tan en desacuerdo, Didi. Ahora te toca a ti, querido lector: ¿también te has sentido así? ¿O te sigues sintiendo igual con tus amistades de toda la vida?
Muy interesante 💪